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Dream team ministerial

En el Japón del siglo XVII se puso de moda, entre los artistas que hacían pintura sobre tabla, mostrar actores de kabuki en papeles imaginados. Esas obras ayudaban mucho a mantener la popularidad y empleabilidad de los actores que cada pintor decidiera homenajear, tal como sigue sucediendo en nuestra época.

Obviamente, la idea de buscar candidatos para una posición no necesita limitarse a un reparto dramático; los periodistas deportivos arman selecciones de fútbol ideales todo el tiempo. A mí se me ocurre un ejercicio un poco menos glamoroso: ¿quiénes serían los mejores ministros para el gabinete del gobierno colombiano?

Para llenar cada posición de esta lista voy a recurrir a dos fuentes de personal: los vivos y los muertos. Dado el altísimo perfil de los nombres que he seleccionado, soy consciente de que para reclutar a los candidatos vivos necesitaríamos un presupuesto infinito (y para los muertos una máquina del tiempo). No me limitaré a los colombianos, primero porque lo único que la Constitución exige sobre ese punto (artículos 207 y 177, en ese orden) es que el candidato a ministro tenga ciudadanía colombiana, que el presidente puede otorgar por decreto; y segundo porque todo país, y en especial uno donde todo está por hacer, debe tener la humildad de aprender de otros países que han encontrado soluciones mejores.

Ministerio de Justicia
El mejor candidato muerto: John Trenchard. Este es un titán en la historia del pensamiento liberal. Entre 1720 y 1723 hizo circular unos panfletos que denunciaban la corrupción del gobierno británico. En su propia tierra esos escritos tuvieron muy poco éxito, pero en las colonias de Norteamérica fueron el impulsor ideológico de la independencia.
El mejor candidato vivo: Amartya Sen. Este filósofo y economista indio ha redefinido el debate académico sobre lo que significa una buena vida. En particular, su trabajo se ha concentrado en señalar las barreras sistémicas que estorban el ejercicio de las libertades ciudadanas.

Ministerio de Defensa
El mejor candidato muerto: José Figueres Ferrer. Porque la única decisión ética que se puede tomar con un ejército es desmantelarlo.
El mejor candidato vivo: Nadie. Un país civilizado no debe tener ejército.

Ministerio de Trabajo
El mejor candidato muerto: Ernst Wigforss. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Wigforss fue uno de los principales arquitectos de la socialdemocracia sueca, una verdadera hazaña de equilibrismo que mantuvo intacto el núcleo de la economía de mercado a la vez que le añadía las partes menos feas del marxismo, quitándole su rabieta revolucionaria y transformándolo en el reformismo descafeinado que tan bien les ha servido hasta ahora.
El mejor candidato vivo: Martine Aubry. Esta economista, politóloga y administradora pública es la razón por la que los franceses trabajan 35 horas semanales desde el año 2000.

Ministerio del Interior
El mejor candidato muerto: Benito Juárez. Nadie ha tenido una idea más clara sobre la dirección que necesita tomar Latinoamérica.
El mejor candidato vivo: Jigme Yoser Thinley. Como Primer Ministro de Bután entre 2008 y 2013, dirigió la implementación del programa de medición de la felicidad nacional como un indicador de bienestar en términos que trascienden la productividad económica.

Ministerio de Relaciones Exteriores
El mejor candidato muerto: Gertrude Bell. Después de que la Primera Guerra Mundial resultara en la disgregación del Imperio Otomano, esta políglota, arqueóloga e historiadora británica logró la delicadísima tarea de coordinar las distintas tribus de Mesopotamia para crear el estado de Irak. Para hacerlo se tomó el trabajo de conocer a profundidad las comunidades con las que trabajaba, y a diferencia de otros agentes del Imperio Británico, hasta esta época los iraquíes la recuerdan con afecto.
El mejor candidato vivo: Angela Merkel. Ella solita ha mantenido viva la Unión Europea a pesar de los asaltos de Putin y sus secuaces. A ella le confío las llaves de mi casa sin dudarlo.

Ministerio de Hacienda
El mejor candidato muerto: John Maynard Keynes. Este hombre demostró en detalle por qué los gobiernos sí deben intervenir en la economía, y hasta qué grado.
El mejor candidato vivo: Hernando de Soto. El caballito de batalla de este economista peruano es combatir la informalidad creando un registro predial transparente, primero porque para llegar a una política tributaria realista es indispensable que el gobierno sepa quién es dueño de qué, y segundo porque los propietarios a título informal tienen un acceso más difícil a las herramientas del sistema financiero.

Ministerio de Salud
El mejor candidato muerto: Aneurin Bevan. A mediados de siglo, este hombre dirigió la nacionalización del sistema de salud británico y lo convirtió en la legendaria institución que es hasta hoy.
El mejor candidato vivo: Tedros Adhanom Ghebreyesus. En su natal Etiopía, este biólogo, infectólogo y doctor en salud comunitaria hizo un trabajo sin precedentes para expandir la cobertura del sistema de salud pública. En particular mejoró espectacularmente las cifras de infección por VIH. Desde 2017 es Director General de la OMS.

Ministerio de Minas y Energía
El mejor candidato muerto: Ola Skjåk Bræk. Fue el arquitecto de la política energética noruega, que desde los años 70 sirve de modelo para el mundo de cómo administrar con sensatez las regalías del petróleo.
El mejor candidato vivo: Mark Zachary Jacobson. Es profesor de ingeniería civil e ingeniería ambiental y se ha pasado la vida desarrollando modelos computarizados sobre la transición de la economía mundial a un 100% de uso de energías renovables.

Ministerio de Comercio, Industria y Turismo
El mejor candidato muerto: Ludwig Erhard. Alemania es hoy la superpotencia que es, con sus vigorosas exportaciones y sus robustos sindicatos, gracias a este hombre, que dirigió el milagro económico de posguerra en Alemania Occidental.
El mejor candidato vivo: Paul Krugman. Este neokeynesiano ganador del Premio Nobel profesa un balance casi ideal entre una economía responsablemente regulada y una abierta al libre comercio.

Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
El mejor candidato muerto: Nadie. El pasado es incapaz de entender el futuro.
El mejor candidato vivo: Tarvi Martens. Él es la razón por la que Estonia es hoy una sociedad enteramente digitalizada.

Ministerio de Educación
El mejor candidato muerto: Mori Arinori. Durante la Restauración Meiji, el gobierno japonés se dio cuenta de que había desperdiciado doscientos veinte años escondiéndose del mundo. Inicialmente la intención era quitarse de encima las disputas entre portugueses y holandeses, que habían convertido los puertos de Japón en otro escenario de las guerras religiosas europeas, pero la decisión terminó causando que Japón se perdiera la Revolución Industrial. Para recuperar el tiempo perdido, Japón decidió investigar cómo funcionaba la educación en las naciones avanzadas. Mori Arinori fue el primero en ocupar el ministerio de educación japonés e implementó reformas que modernizaron el sistema educativo y aceleraron el desarrollo industrial del país. El abismo al que Japón se lanzó en el siglo XX no fue realmente su culpa: el giro ultrapatriótico que militarizó la sociedad japonesa empezó en 1890, cuando él ya no era ministro.
El mejor candidato vivo: Pasi Sahlberg. En la actualidad no existe mejor sistema educativo que el finlandés. El señor Sahlberg ha sido asesor en políticas educativas del gobierno finlandés y de múltiples instituciones internacionales por varios años.

Ministerio de Cultura
El mejor candidato muerto: Harun al-Rashid. El quinto califa de los abasíes creó un instituto académico en Bagdad que elaboró y recolectó traducciones de tratados académicos de la época. Se llamó la Casa de la Sabiduría y fue el epicentro del florecimiento intelectual de la civilización árabe durante la Edad Media. Cuando se habla de la edad de oro de la cultura islámica, se habla de al-Rashid.
El mejor candidato vivo: Diana Uribe. Sin discusión.

Ministerio de Agricultura
El mejor candidato muerto: Norman Borlaug. En los años 60 y 70, este agrónomo previno mil millones de muertes desarrollando técnicas de selección artificial que dispararon la producción agrícola del Tercer Mundo.
El mejor candidato vivo: Catherine Bertini. Esta politóloga recibió el Premio Mundial de Alimentación en 2003 por la forma en que dirigió los programas de asistencia humanitaria de la ONU en zonas de alto riesgo de hambruna. Ha sido asesora de la Oficina de Desarrollo Agrícola Internacional, profesora de seguridad alimentaria en cursos de posgrado y miembro del Panel de Expertos en Nutrición del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria.

Ministerio de Ambiente
El mejor candidato muerto: Henry David Thoreau. Las virtudes de este hombre fueron incontables, pero para este apartado es de destacar que fue el primer ecologista y tuvo una influencia decisiva en la evolución del concepto de parque nacional.
El mejor candidato vivo: Greta Thunberg. Para contratarla hay que esperar a que crezca, porque apenas tiene diecisiete años, pero si el Secretario General de la OPEP la declaró la principal amenaza para la industria de los combustibles fósiles, algo ha de estar haciendo bien.

Ministerio de Transporte
El mejor candidato muerto: Thomas Harris MacDonald. A partir de los años 50, este ingeniero civil dirigió el mayor programa de obras públicas de la historia de Estados Unidos: un sistema de carreteras a escala continental.
El mejor candidato vivo: Jorge Manuel Marún. Un país tan endemoniadamente intransitable como Colombia necesita alguien como este ingeniero civil, que hace una década orquestó la espectacular modernización de las carreteras ecuatorianas.

Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio
Este asunto debería ser competencia de cada ciudad y no justifica la existencia de un ministerio.

Ministerio de Ciencia
El mejor candidato muerto: Ferdinand Verbiest. En el siglo XVII, este sacerdote belga se convirtió en asesor cultural del emperador de China y logró convencer a sus sabios de que cambiaran su calendario porque el método de cómputo europeo era más preciso. Alguien capaz de convencer a una cultura orgullosa de que ponga los hechos por encima del patriotismo es la clase de asesor que necesita todo gobierno.
El mejor candidato vivo: Max Tegmark. Entre otro montón de intereses, este astrónomo sueco fundó el Instituto para el Futuro de la Vida, un centro de investigaciones sobre los riesgos a gran escala que amenazan a la civilización humana.

Ninguno de estos es un sujeto ideal. Ferdinand Verbiest podía saber mucho de astronomía, pero también era misionero jesuita, y estaba en China cumpliendo una agenda expansionista. A Jorge Marún le hicieron un juicio político (que terminó archivado) por acusaciones de sobrecostos en la contratación de carreteras, y Hernando de Soto ha trabajado para figuras del fujimorismo. Pero este ejercicio consiste en reclutar personas reales. Si pudiéramos fabricar desde cero funcionarios perfectos e intachables, este mundo no tendría problemas.

Comentarios

  1. un muy pequeño pero: con sus elecciones para el ministerio de transporte, ud. se enfoca exclusivamente en carreteras. ¿y los trenes? ¿por qué no tener a alguien como Isambard K. Brunel, o quien sea que haya echado a andar los programas de trenes/metro en Japón, o en Europa?

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    Respuestas
    1. Arturo Serrano22/4/20 2:12 p.m.

      No sabía de él. Quizás serviría, pero en temas de ingeniería tiendo a preferir a quienes se han enfrentado a problemas de esta época.

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    2. Arturo Serrano22/4/20 2:19 p.m.

      Lo podría contar, por supuesto, en la lista de candidatos muertos.

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