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Mostrando las entradas de junio, 2017

Como si nada

Haber perdido el plebiscito sobre el acuerdo de paz el año pasado no impidió que se cumpliera el acuerdo y la guerrilla terminara de renunciar a sus armas, pero sí nos desinfló muchísimo las ganas de celebrar. La clase de espectáculo que Santos organizó en Cartagena, por ejemplo, no se ha vuelto a ver. Creo que tiene que ver con el carácter predominantemente rural de esta guerra. A los citadinos no nos dañó la vida tanto como a los campesinos, y posiblemente por eso no parece que este fin de capítulo nos importe. Por fin se acabó esta guerra, y nosotros seguimos como si nada. Por fin Colombia se libró del fantasma de la revolución cubana, y nosotros como si nada. Por fin la Guerra Fría, y con ella el siglo XX, terminaron, y nosotros como si nada. Por fin se abrirán juicios sobre los crímenes del ejército, y nosotros como si nada. Por fin será factible en serio una reforma agraria, y nosotros como si nada. Por fin se nos abrirán las rutas del turismo interno sin miedo, y nos

Conciencia patológica

Del supuesto de que las condiciones materiales determinan el contenido de la mente el marxismo concluye que alguien que viva en una sociedad comunista no tiene por qué tener ideas anticomunistas; ergo, quien se oponga a la dictadura de la clase proletaria tiene necesariamente una falsa conciencia , que es una forma elegante de decir que no está correctamente adoctrinado. Tanto el comunismo soviético como el cubano han llevado esta idea a su terrible aplicación práctica: patologizar al camarada que tenga ideas contrarias al régimen. Con esa excusa se silencia a los críticos sin tomarse la molestia de abordar sus argumentos. Si se parte de que el comunismo es la última verdad revelada, quien señale los errores del comunismo está obviamente mal de la cabeza. En estos días Venezuela dio otro paso en su lento y penoso descenso al abismo: el diputado chavista Pedro Carreño ha solicitado la conformación de una junta médica para juzgar el estado mental de la fiscal general Luisa Ortega,

La lección de dignidad del ministro de salud

Al ministro de salud Alejandro Gaviria le acaban de diagnosticar linfoma no hodgkiniano , un tipo de cáncer de los glóbulos blancos. Caracol Radio publicó una interesante carta del ministro, dirigida al público, donde no solo cita el caso similar de Christopher Hitchens, otro ateo famoso que tuvo que lidiar con el cáncer, sino además da una lección de dignidad. Pocas veces en este país tiene uno oportunidad de presenciar la lúcida y solemne madurez con que un ateo aborda su finitud y su mortalidad. Hace pocos meses el escupible Alejandro Ordóñez cuestionó si era recomendable confiarle la salud a un médico ateo. La respuesta obvia es que sí, y mucho más que a un médico cristiano. Yo siento mucha más seguridad sobre mi salud si sé que está en manos de alguien que entiende tan visceralmente como yo que esta vida es la única y que no hay milagros. Por la misma razón, a quien mejor se le puede confiar la salud de un país entero es a un ministro ateo. Gaviria está ahora en manos de la