Da orgullo mirar a Uruguay. Se ha venido convirtiendo en el ejemplo de cómo manejar un país en este continente. Su última buena noticia es la victoria en el juicio que le entabló la poderosísima tabacalera Philip Morris porque la legislación uruguaya ahora exige que el 80% de la superficie de los paquetes de cigarrillos advierta sobre su riesgo para la salud y prohíbe el uso de términos publicitarios que den a entender que alguna variedad es menos dañina que otras.
El caso de la lucha contra el tabaquismo es un interesante contrapunto al debate sobre las drogas: muchas sustancias son ilegales y no deberían serlo, mientras que el tabaco es legal y no debería serlo. Puesto que el tabaco no está sujeto al monopolio estatal que los partidarios de la despenalización piden para las sustancias psicoactivas, sirve para ilustrar el choque entre los derechos comerciales de una compañía privada (porque las leyes sobre el contenido de los paquetes de cigarrillos violan su propiedad intelectual) y los derechos de la sociedad (porque el producto es un veneno y solo está concebido para usarse como tal). Nadie ha propuesto todavía prohibir el tabaco (porque quien lo haga quedaría sepultado entre protestas de todos los sectores), pero es difícil pensar en otra sustancia que lo merezca más. Mientras esa opción no esté sobre la mesa, toda estrategia estatal para debilitar el negocio y desincentivar el consumo es bienvenida.
La trascendencia de esta victoria está en que establece un precedente en contra de la doctrina del arbitraje inversor-estado, que permite que las compañías presenten demandas contra países si sus leyes les hacen perder ganancias. Esta monstruosidad legal ya está consagrada en tratados como el NAFTA y el TPP y necesita ser combatida a cada oportunidad. Si un país pequeñito y humilde como Uruguay pudo hacerle frente al gigantesco negocio del tabaco, el resto del mundo ya no necesita tener miedo.
P.D. El presidente actual de Uruguay es médico oncólogo. ¿Ya ven lo que pasa cuando uno elige a personas que sí saben de los temas sobre los que les toca administrar?
El caso de la lucha contra el tabaquismo es un interesante contrapunto al debate sobre las drogas: muchas sustancias son ilegales y no deberían serlo, mientras que el tabaco es legal y no debería serlo. Puesto que el tabaco no está sujeto al monopolio estatal que los partidarios de la despenalización piden para las sustancias psicoactivas, sirve para ilustrar el choque entre los derechos comerciales de una compañía privada (porque las leyes sobre el contenido de los paquetes de cigarrillos violan su propiedad intelectual) y los derechos de la sociedad (porque el producto es un veneno y solo está concebido para usarse como tal). Nadie ha propuesto todavía prohibir el tabaco (porque quien lo haga quedaría sepultado entre protestas de todos los sectores), pero es difícil pensar en otra sustancia que lo merezca más. Mientras esa opción no esté sobre la mesa, toda estrategia estatal para debilitar el negocio y desincentivar el consumo es bienvenida.
La trascendencia de esta victoria está en que establece un precedente en contra de la doctrina del arbitraje inversor-estado, que permite que las compañías presenten demandas contra países si sus leyes les hacen perder ganancias. Esta monstruosidad legal ya está consagrada en tratados como el NAFTA y el TPP y necesita ser combatida a cada oportunidad. Si un país pequeñito y humilde como Uruguay pudo hacerle frente al gigantesco negocio del tabaco, el resto del mundo ya no necesita tener miedo.
P.D. El presidente actual de Uruguay es médico oncólogo. ¿Ya ven lo que pasa cuando uno elige a personas que sí saben de los temas sobre los que les toca administrar?
De nuevo, no puedo compartir el enfoque prohibicionista, pero dejando eso de lado, la mejor evidencia disponible señala que las advertencias en las cajetillas no funcionan para desincentivar el consumo de nicotina.
ResponderBorrarSu poder disuasorio, en el mejor de los casos, está en entredicho: http://de-avanzada.blogspot.com/2016/03/advertencias-cigarrillo.html
La evidencia respalda la eficacia de las advertencias:
Borrarhttp://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25700365
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25701880
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26672982
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26758223
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26970037
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26997939
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27015879
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27051645
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27087188
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27423739
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27273839
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27161535