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La ignorancia mata, #5

Venezuela se autodestruye y no quiere dejarse ayudar. Hablo de su inepto gobierno, no de su pueblo, que en la última elección parlamentaria rechazó el chavismo y desde entonces es inocente de este desastre. Puede culparse a los votantes por haber sufrido voluntariamente la estupidez de Chávez, pero no por la de Maduro.

Lo que más enfurece de presenciar el colapso en cámara lenta de Venezuela es que la crisis es completamente innecesaria. En Siria un gobierno asesino bombardea a su propio pueblo; en Turquía un presidente paranoico arresta por millares a profesores y periodistas por sus opiniones; en Tanzania la sequía amenaza la supervivencia de toda la nación; en Gambia un dictador se niega a reconocer que perdió las elecciones.

Esas son crisis reales, crisis serias, crisis que tienen justificación para existir. La crisis de Venezuela es ridícula: el país no está en guerra ni es blanco de terroristas ni ha sufrido una catástrofe natural ni ha desmantelado su propio ordenamiento legal. Venezuela se está muriendo simplemente porque su gobernante no sabe nada de economía y quiere obligar a la realidad a ajustarse a una ideología que la historia ya desechó.

En lugar de atender los sucesos en el mundo real, como la inflación y la tasa de cambio y la huida de la inversión y el cese de la producción y el evidente descontento del pueblo, el régimen chavista se ocupa de preservar abstracciones inútiles como "la dignidad del pueblo", esa misma excusa con que Cuba pretende darse a sí misma una aureola de virtud porque cree que desterrar a la corporación Coca-Cola es un acto con significado moral.

Lo que ha ganado el chavismo de su esfuerzo por mantener intacta "la dignidad del pueblo" ha sido reducir a los venezolanos a una masa hambrienta y arruinada que se muere de infecciones tratables y tiene que cruzar fronteras para conseguir papel higiénico. Culpando a mafias imaginarias y contrabandistas todopoderosos, el régimen evade su propia y entera responsabilidad en el desmoronamiento de la capacidad productiva del país.

Si se hace el esfuerzo de aguantar la respiración y leer las notas de TeleSUR, se ve una ventana a una dimensión paralela donde todas las fuerzas de la civilización humana se han puesto de acuerdo para sabotear y desprestigiar el socialismo venezolano, como si necesitara ayuda para quedar en vergüenza por sí mismo. Los intelectuales que conceden entrevistas en TeleSUR, ya sea porque la fantasía del chavismo los sedujo o porque son directamente sus perpetradores, no lo van a salvar de su inevitable caída, pero sí deberían servir como aterrador testimonio de la capacidad de la especie humana para engañarse a sí misma.

El desenlace es predecible: Maduro caerá. No sabemos con cuánto grado de violencia, pero la situación no es sostenible. Maduro caerá y Colombia debe usar todo lo que ha aprendido de su reconciliación consigo misma para guiar a su hermana ciega de vuelta a la salud. Sería una indecencia dejar a Venezuela sola para que siga devorándose mientras decide en qué dirección debe ir.

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