I Píldora para la memoria: Cuando nos gobernaba el patrón del Ubérrimo, su lado autoritario quedaba opacado por la figura, mucho más ruidosa y altanera, de su mano ultraderecha, el archiministro Fernando Londoño. Mi primera impresión al verlo discutir en el Congreso fue preguntarme cómo hacía amigos ese hombre que vivía perpetuamente enojado. En el tablero colombiano fue una ficha útil: mientras el buitre duró posado en su percha, que fue poco más de un año, Uribe hasta pareció buena persona en comparación. (Si es verdad que se puede aprender mucho sobre una persona por la clase de compañías que escoge, el caso de Álvaro Uribe es como la Batalla de Bárbula: no saben las almas ni los ojos si admiración o espanto sentir o padecer.) Un tema que a largo plazo no tuvo mucha repercusión, pero que a mí me dio una señal clara de la clase de Estado que concibe Fernando Londoño, fue la controversia sobre la definición de derechos. A mediados de 2003, el archiministro redactó una propuesta ...
Imaginando la Colombia del futuro y tratando de construirla hoy.