Las 10 películas más taquilleras de 1991 fueron: la secuela de Terminator, la adaptación de Robin Hood, la adaptación de La Bella y la Bestia, la secuela de Peter Pan, la adaptación de El Silencio de los Inocentes, la dramatización de la investigación por el asesinato de Kennedy, la adaptación de La Familia Addams, el reencauche de Cape Fear (la original era de 1962), la parodia de Top Gun, y un western inspirado por The Cowboys.
Saltemos una década: las 10 películas más taquilleras de 2001 fueron: la adaptación de Harry Potter y la Piedra Filosofal, la adaptación de La Comunidad del Anillo, la explotación de un viejo miedo infantil, la parodia de todos los cuentos de hadas, el reencauche de Ocean's Eleven (la original era de 1960), la dramatización del ataque a Pearl Harbor, la secuela del reencauche de La Momia (la original era de 1932), la secuela de la secuela de la adaptación de Parque Jurásico, el reencauche de El Planeta de los Simios, y la adaptación de la secuela de El Silencio de los Inocentes.
Saltemos otra década: las 10 películas más taquilleras de 2011 fueron: la segunda parte de la adaptación de la séptima parte de la historia de Harry Potter, la tercera parte de la adaptación de lo que antes fue la conversión a serie animada de lo que originalmente fue una línea de juguetes, la cuarta parte de la conversión a película de lo que antes fue un parque de diversiones, la mitad de la adaptación de la cuarta parte de la historia de Crepúsculo, la cuarta parte de la adaptación de lo que antes fue el reencauche en televisión de una serie de televisión más antigua, la segunda parte de una parodia de todo el género wuxia, la quinta parte de una serie de películas que copió su título de otra película de 1955, la secuela de The Hangover, la adaptación de una serie de televisión que fue la adaptación de un cómic, y la secuela de Cars.
Conclusión tentativa: las ideas originales ya no venden.
Los niños de mi generación crecieron y consiguieron trabajo: en el curso del último año hemos repetido, rehecho o relanzado, sin ninguna necesidad, Ghost in the Shell, Guardianes de la Bahía, La Bella y la Bestia, Blade Runner, The Killing Joke, Día de la Independencia, Cazafantasmas, It y La Momia. Y a este año todavía le falta el refrito de Jumanji. ¿Qué películas originales se destacan de 2017? ¿Split? Es secuela de Unbreakable. ¿Get Out? Su fórmula es invertir todos los clichés del blaxploitation. ¿Mother? Es una versión libre de la Biblia. ¿Okja? ¿Quién se acuerda de Okja? Quizás perdure Baby Driver, pero habrá que ver.
Cada vez que los niños de una generación crecen y se meten al negocio del cine, su impulso más fuerte es revivir las historias con las que crecieron. Ray Bolger, quien terminó interpretando al Espantapájaros en El Mago de Oz, decidió convertirse en actor precisamente después de haber visto una representación de El Mago de Oz en teatro. Star Wars es una colcha de retazos de la niñez de George Lucas, es decir, el western más Flash Gordon; a su vez, el autor de Flash Gordon tuvo una niñez marcada por John Carter y Tarzán.
Este mes se estrena la segunda temporada de Stranger Things, sobre la cual tengo opiniones encontradas. Por un lado, la trama es absorbente, los personajes son sólidos y la música es perfecta. Por el otro lado, Stranger Things está hecha 50% de nostalgia. Y las historias hechas de nostalgia no están hechas para quien la ve, sino para quien las hizo. Quizás ese es el problema que tengo con algunas historias que han sido explosivamente exitosas, pero no logran atraerme. Kill Bill, Pacific Rim y La La Land están hechos 100% de nostalgia. Incluso si me tomara el trabajo de enterarme de las referencias culturales de las que se alimentan, a mí esas películas seguirían sin decirme nada. Ver esas películas se convierte en un examen dirigido a los fans: ¿Reconoces esa frase? ¿Recuerdas ese chiste? ¿Entiendes la referencia? Las escenas poscréditos de Marvel me resultan insultantes por la misma razón.
La fórmula parece inagotable. Cuando uno cree que la televisión colombiana finalmente se quedó sin más cantantes muertos que explotar, van y desentierran a Patricia Teherán. Parece que aquí se rindieron y llegaron al extremo de la idea: la posición derrotista de que intentar ser original es un autoengaño porque todo ya fue dicho. Pero me parece que adoptar esa actitud es ver el arte por el ángulo equivocado. La creatividad suele tener más que ver con formas de decir las cosas que con cosas por decir. (Recordemos, por ejemplo, que los derechos de autor no cubren las ideas sino su expresión.) Todo puede haberse dicho ya, pero hay mil formas posibles de decirlo. La epopeya de Gilgamesh fue la primera de muchísimas obras que han lamentado la mortalidad humana, pero en impacto emocional el premio quizás se lo lleva el monólogo de Roy en Blade Runner.
Entonces: no es que esté mal recurrir a los temas y los relatos que ya conocemos y aludir a ellos, o incluso volver a contarlos. El problema es en qué dirección apuntar. Por ejemplo, la estética steampunk, con su perturbadora admiración por el mortífero y mojigato imperio victoriano, abandona todo derecho a llamarse punk. Pero El Planeta del Tesoro, esa película futurista e injustamente olvidada de Disney, alcanza un balance preciso de cuánto toque victoriano vale la pena conservar en una historia que en su versión original es bien aburrida.
Aquí y aquí pueden ver más ideas sobre el problema del exceso de referencias en el cine actual. Yo podría seguir hablando, pero lo que podría añadir sobre el asunto parece que ya fue dicho.
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