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El debate Dawkins-Remolina

Este lunes 4 de diciembre el biólogo Richard Dawkins debatió sobre la existencia de Dios con el teólogo jesuita Gerardo Remolina en el salón polideportivo de la Universidad Javeriana. Estas son mis conclusiones sobre las preguntas más productivas del evento.
  • Ambos coinciden en que cualquier argumento sobre Dios debe empezar por especificar cuál de todas las divinidades conocidas por la humanidad va a ser el tema de discusión, pero ambos coinciden también en que, estando en Colombia, lo más práctico es dar por sentado que estamos hablando del Yavé de los católicos.
  • Sin embargo, el padre Remolina incurre en vaguedades problemáticas cuando intenta explicar lo que piensa de Dios. Lo define como el principio omniabarcante que da el ser a todo, lo cual es tan general que podría afirmarse de cualquier cosa. Este es apenas el primer indicio de los malabares verbales que a lo largo del debate seguirá usando Remolina para evitar decir nada concreto.
  • Luego de admitir que en Colombia Dios significa el Yavé católico, Dawkins precisa que la principal razón por la que aquí somos católicos es que nuestros padres fueron católicos. La gran mayoría de la gente que vive dentro de una religión no la escogió; simplemente es la religión que le enseñaron. La difusión del cristianismo por el mundo fue un puro accidente histórico. No hay nada especial en el cristianismo que lo haga más bonito o más creíble que otras religiones.
  • Desde el principio Dawkins rechaza la pretensión de la religión de ser inmune al análisis racional, señalando que la religión hace afirmaciones que pueden ser sometidas a prueba. Si Dios existe o si Adán pecó o si Jesús resucitó no son preguntas retóricas: son preguntas sobre hechos, susceptibles de ser averiguadas, y por lo tanto son terreno legítimo de la ciencia. Un universo que fue creado es distinguible de un universo que no lo fue, y la diferencia se puede investigar para resolver la pregunta.
  • Por desgracia, el dios de los teólogos no es el mismo dios de los feligreses. Entre teólogos ni siquiera es noticia que el Génesis es mito y que las serpientes no hablan. Pero la lectura de la Biblia como el mito que es se queda entre los teólogos, y cuando predican a las masas siguen hablando de esos relatos como si de verdad hubieran sucedido. Dawkins reprende a los teólogos por no educar a sus fieles sobre la actitud justa con que debe entenderse la Biblia.
  • Al padre Remolina se le hace una pregunta totalmente innecesaria por su opinión sobre la edad del universo. Por supuesto que un sacerdote católico va a contestar que el universo tiene miles de millones de años; los que insisten en lo contrario son los protestantes. Sin embargo, Dawkins lamenta que la mayoría de la gente común no esté tan bien enterada de ese tema como los teólogos católicos. Remolina quiere mover la discusión sobre el comienzo del universo hacia cuál fue su causa, y Dawkins contesta que postular un creador personal no es de ningún modo una explicación satisfactoria.
  • Sobre el valor de la Biblia el padre Remolina dice que se trata de un testimonio de experiencias humanas y no un texto científico. Dawkins concuerda en que la Biblia tiene una gran importancia literaria para entender el desarrollo de nuestra civilización, pero no sirve como registro histórico ni como guía moral. Si bien Remolina admite que el Génesis es un mito, defiende su utilidad con una ingeniosa redefinición de los mitos: para el teólogo jesuita, los mitos son estructuras de pensamiento que facilitan abordar preguntas profundas y ayudan a adoptar una actitud de vida, y para esa función los relatos científicos también pueden verse como mitos. Esa afirmación recibe una fuerte oposición de Dawkins, quien señala la abundancia de evidencia que respalda el relato del Big Bang, y además pone de frente la necesidad de cuestionar si la Biblia es preferible a otros mitos.
  • Dawkins se opone a las definiciones creativas que pretenden llamar Dios a la naturaleza o a sus leyes. Le parece que esos juegos de palabras solamente deforman la discusión, y pone como ejemplo a Einstein, que no creía en Dios, pero usó esa palabra tan descuidadamente que facilitó la tarea de quienes se empeñan en citarlo mal. De nuevo: el dios abstracto de la teología sofisticada no es el mismo dios paterno al que le reza la gente normal, y debería ser obligación de los teólogos desengañar al pueblo.
  • Remolina redefine el pecado como una tendencia naturalmente egoísta que siempre hemos tenido; es decir, que no hubo un estado original de inocencia, y que el pecado es naturaleza humana. Dawkins responde que el pecado en general es una pésima idea, y peor todavía es someter a los bebés a un ritual que los afilia a una comunidad que no les pide permiso. Remolina defiende el derecho de los padres a transmitir su cultura a sus hijos, y Dawkins defiende el derecho de todo individuo a ser expuesto a una variedad de ideas sin censura. Para Dawkins no deberían existir colegios católicos (ni protestantes ni de ninguna secta).
  • El tema de los milagros se muestra especialmente difícil para el padre Remolina. Él dice que todo es un milagro, y además que los milagros son símbolos que apuntan a Dios. El momento más decepcionante del debate llega cuando Remolina, que nos fue presentado con una montaña de títulos académicos, compara los milagros de Jesús con la energía mental de los poderes paranormales, que por supuesto Dawkins se apresura a negar rotundamente. Añade Dawkins que, incluso si los milagros son símbolos, eso no resuelve la pregunta que importa, que es si sucedieron o no. A Remolina no parece preocuparle un hipotético hallazgo del cadáver de Jesús para seguir creyendo que resucitó, porque no fue un evento físico ni estuvo limitado por la historia. A Dawkins esa palabrería le parece un típico vicio de los teólogos: reemplazar los hechos por símbolos es una forma hábil de evitar lidiar con los hechos. Los relatos de milagros son afirmaciones de hecho que se pueden someter a prueba, y esconderse detrás de la excusa de que todo son símbolos es engañoso. Dawkins pone como ejemplo las apariciones de la Virgen de Fátima y el milagro del Sol, reportado por miles de testigos. Por simple estadística una alucinación en masa es muchísimo más probable que un cataclismo astronómico. Para Dawkins, si miles de testigos pueden estar simultáneamente equivocados sobre un evento que obviamente no sucedió, las revelaciones privadas reportadas por individuos resultan proporcionalmente menos creíbles.
  • Remolina piensa que la Iglesia Católica ha sido prudente en su lentitud para aceptar las teorías científicas. Dawkins responde que ni siquiera debería ser ocupación de la Iglesia Católica juzgar qué teorías son aceptables, ni tampoco dictarle a la gente qué ideas tiene permiso de pensar.
  • Remolina admite que el cielo y el infierno no son lugares físicos. ¿Cómo lo sabe? Es lo que dicen los papas.
  • Más tarde se le pregunta al padre Remolina su opinión sobre la otra vida, pero como respuesta suelta una sopa de palabras que no dicen nada y no vale la pena reproducir.
  • El padre Remolina le pregunta a Dawkins qué le diría a Dios si se lo encontrara después de morir. Dawkins cita al actor Stephen Fry: si Dios ha permitido el sufrimiento del mundo, no tengo ganas de conocerlo.
  • La última pregunta, dirigida a Dawkins, es sobre la comodidad de creer y el miedo al ateísmo. Dawkins contesta que la comodidad puede ser peligrosa, y no hay por qué tenerle miedo a la realidad.

Comentarios

  1. Pues estoy totalmente de acuerdo con Dawkins al menos en un punto: Los teólogos si le maman gallo a la gente al no explicarles el carácter simbólico de los mitos religiosos. En parte es entendible porque mucha gente prefiere no tener que pensar mucho y todas las religiones son buenas aprovechándose de eso y generando los comportamientos deseados mediante la manipulación del discurso.
    Pero que los mitos tomados o no como realidades son útiles para guardar recuerdos en serio se puede ver incluso en la manera en la que nos enseñan historia de la ciencia.
    Desde luego el conocimiento científico tiene la ventaja sobre el religioso de ser demostrable por cualquiera que quiera jugar según las reglas, pero muchas historias de como surgieron las ideas son mitos que muchos, salvo los historiadores de ciencia y los científicos toman por verdad. Por ejemplo sabemos que Newton no pensó en la gravedad solo por un manzanazo en la cabeza, pero el mito recrea fácilmente como puede conectarse la idea de la caída de un objeto cotidiano con el movimiento de la luna.
    Otro ejemplo que si viene más al caso de los mitos de historicidad científica es el juicio a Galileo, tomado por los científicos anticlericales y por mucho tiempo por la iglesia misma como el paradigma del enfrentamiento de religión contra ciencia.
    Desde luego la iglesia católica si persiguió muchos pensamientos divergentes, pero no por ser o no científicos, porque en el renacimiento esa distinción no existía. Bruno tampoco fue quemado por ser "científico" como dice la nueva y terrible versión de cosmos, entre otras cosas sus ideas por innovadoras y adelantadas a su tiempo que parezcan no tenían nada de científico; Hipatía no fue despellejada por ser matemática y astrónoma. El pecado de los dos fue pensar distinto de la iglesia, pecado que compartieron los Cátaros, las brujas y los protestantes.
    Pero en el caso de Galileo es mucho más claro que el enfrentamiento entre ciencia y fe fue una farsa que tuvo mucho más que ver con intrigas políticas y enemistades académicas entre los jesuitas y Galileo. Disputas en las que por cierto los jesuitas tenían la razón a nivel científico. Tan claro es que la teoría copernicana no fue directamente el problema, que el título del libro que causo el lío lo puso el mismo Urbano VIII, tratando de evitar que Galileo la cagara de frente no solo a nivel teológico sino científico. Los Diálogos sobre los dos sistemas del mudo se iban a llamar "Sobre las mareas", porque Galileo pese a ser el primero en postular los sistemas inerciales, pretendía centrar toda la argumentación de la rotación de la tierra en que esa rotación era la causante de que las masas de agua se acumularan en las costas cada cierto tiempo. (Aprovecho pa dejarle un link pa alguien que lo explica mucho mejor que yo, véalo, seguro le va a gustar: https://www.youtube.com/watch?v=YqTGvbkVkMc).
    En fin, la cosa es que los mitos, los estereotipos y los discursos manipulados no son exclusivos del pensamiento religioso.
    Y si, siempre que se pueda hay que tratar de que el que quiera escuchar que escuche y el que quiera entender que entienda, sin manipulaciones ni tergiversaciones. Pero igual que el comunismo y el libre mercado, esa idea solo funciona perfectamente bien en el mundo de las ideas.

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    Respuestas
    1. Amnet: Una persona más que estaba perseguido por "pensar distinto" (la agrego a tu lista que incluye Bruno, Hipatía, y Galileo) era Baruch Spinoza, un judío que, en 1656 cuando tenía solo 23 años, fue excomulgado por sus autoridades religiosas (los judíos portugueses en Amsterdam). Lo acusaron de "herejías abominables" y "hechos monstruosos" porque era un filósofo excelentísimo que hizo preguntas provocativas.

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    2. Que conste que el punto es que el caso que Galileo, su condena no fue necesariamente por pensar distinto, esa fue la escusa no el motivo. Si bien la iglesia consideraba el sistema ptolemaico como el que más se ajustaba a la biblia, no descartaba la posibilidad de explorar el heliocentrismo. Pero Galileo que no solamente era excelente físico sino un escritor de sátira brutal, decidió tomar del pelo a todo el poder establecido en los diálogos, confiado en que Urbano y los Medicis lo defenderían si algo pasaba.. Y lo defendieron como mejor pudieron, pero la situación política no daba para enfrentarse a Media Europa por defender a un amigo o a sus ideas por verdaderas que estas fueran.
      El profe que habla en el video que enlazo en el anterior comentario, nos decía en clase que el no cree por ejemplo que Galileo haya dicho aquello de "y sin embargo se mueve", porque aunque era de verdad muy dado a la broma, no podría su vida en juego por ella, era un tipo muy inteligente. El profe nos decía y no se si lo sacó de otra fuente: "Galileo sabía que la tierra se movía, así la iglesia no lo aceptara y en este mundo la gente sensata sabe que se justifica morir por lo lo que crees, eso hizo bruno, pero no por lo que sabes, ese era el caso de Galileo"

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