El año antepasado estudié un semestre de griego y recuerdo que me interesaba mucho ver qué había hecho con el alfabeto la primera civilización que lo tuvo. El resultado fue decepcionante: el principio por el que cada sonido tiene una sola letra y cada letra vale por un solo sonido fue abandonado desde el principio. Los ejemplos más obvios son las letras ξ y ψ, que representaban dos sonidos (/ks/ y /ps/). Pero no había ninguna letra que representara el sonido /u/; para ese propósito había que recurrir a la combinación ου. La letra γ podía sonar como /g/ en unos casos y como /ŋ/ en otros. Peor aún: una misma letra podía no cambiar de sonido pero tener formas diferentes. El sonido /s/ se escribía con la letra σ, excepto al final de las palabras, cuando había que usar ς. No existía ninguna razón práctica para esa norma. Simplemente así se hacían las cosas. En griego moderno la situación es todavía más demencial. Las formas η, ι, υ, ει, οι y υι suenan todas igual: /i/. Para decir /b/ hay...
Imaginando la Colombia del futuro y tratando de construirla hoy.