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¿Para qué es un himno nacional?

Surgió por estos días una iniciativa ciudadana en México para cambiar la letra de su himno nacional, porque para el clima de nuestra época resulta excesivamente violento.
Mexicanos: al grito de guerra el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón.
Bueno, supongo que las circunstancias del siglo XIX pueden explicar ese ánimo peleón.
Mas si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo,
piensa, oh patria querida, que el cielo un soldado en cada hijo te dio.
¿Estás hablando en serio? ¿En cada hijo? ¿No estás exagerando, México?
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones en las olas de sangre empapad.
Ya estás empezando a preocuparme.
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen con las voces de ¡unión! ¡libertad!
Cálmate, México, que estás asustando a los vecinos.
Antes, patria, que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie.
Esto se está saliendo de control. ¿Qué te pasó?
Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo: de mil héroes la patria aquí fue.
Sabemos que este himno fue redactado en 1854, poco después de tu guerra con Estados Unidos, así que puedo entender que estés resentido. ¿Pero para qué incitar más a la violencia?
Patria, patria, tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento nos convoca a lidiar con valor.
Ni siquiera el estrés postraumático puede justificar todo ese afán de pelear, México. ¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a tu terapeuta?
¡Para ti las guirnaldas de oliva! ¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria! ¡Un sepulcro para ellos de honor!
Claramente estás experimentando una crisis psicótica con tendencias suicidas. Voy a necesitar ayuda extra. Guatemala, tú eres el vecino que mejor lo conoce. ¿Tú que dices?
Si mañana tu suelo sagrado lo amenaza invasión extranjera,
libre al viento tu hermosa bandera a vencer o a morir llamará.

Libre al viento tu hermosa bandera a vencer o a morir llamará,
que tu pueblo con ánima fiera antes muerto que esclavo será.
Eh... nobles intenciones, pero no es el enfoque que necesito. ¿Me puedes ayudar, Honduras?
Por guardar ese emblema divino marcharemos, oh patria, a la muerte.
Generosa será nuestra suerte si morimos pensando en tu amor.
Defendiendo tu santa bandera y en sus pliegues gloriosos cubiertos,
serán muchos, Honduras, tus muertos, pero todos caerán con honor.
No, no puede ser. ¿Hay una epidemia? Seguramente El Salvador no habrá caído también.
Dolorosa y sangrienta es su historia, pero excelsa y brillante a la vez;
manantial de legítima gloria, gran lección de espartana altivez.
No desmaya en su innata bravura: en cada hombre hay un héroe inmortal
que sabrá mantenerse a la altura de su antiguo valor proverbial.
Todos son abnegados y fieles al prestigio del bélico ardor
con que siempre segaron laureles, de la patria salvando el honor.
¿Es en serio? ¿Acaso todos se han vuelto locos? Bolivia, dime algo, por favor.
Si extranjero poder algún día sojuzgar a Bolivia intentare,
al destino fatal se prepare que amenaza a soberbio agresor.
Que los hijos del grande Bolívar han ya mil y mil veces jurado morir
antes que ver humillado de la Patria el augusto pendón.
No puede ser. ¿No hay ni una sola voz sensata? Veamos... tú, Chile.
Vuestros nombres, valientes soldados, que habéis sido de Chile el sostén,
nuestros pechos los llevan grabados; los sabrán nuestros hijos también.
Sean ellos el grito de muerte que lancemos marchando a lidiar,
y sonando en la boca del fuerte hagan siempre al tirano temblar.
¿Pero qué les pasa? ¿Qué bicho les picó? ¿Tan odiosos somos los latinoamericanos? Ni siquiera Colombia...
Independencia grita el mundo americano;
se baña en sangre de héroes la tierra de Colón.
Bueno, sí, esa parte está, pero el resto es bonito...
Del Orinoco el cauce se colma de despojos;
de sangre y llanto un río se mira allí correr.
En Bárbula no saben las almas ni los ojos
si admiración o espanto sentir o padecer.
No, yo quería decir el otro resto...
La virgen sus cabellos arranca en agonía
y, de su amor viuda, los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza, que cubre losa fría,
pero glorioso orgullo circunda su alba tez.
¡Esa parte no! Algo bonito ha de haber por ahí. Al final. Miren al final, que algo bonito ha de haber.
Ricaurte en San Mateo, en átomos volando,
"Deber antes que vida" con llamas escribió.
No, no se pudo. El himno de Colombia es el peor de todos. Habrá que buscar por otra parte. Quizás... ¿Paraguay?
Contra el mundo si el mundo se opone, si intentare su prenda insultar,
batallando vengarla sabremos, o abrazados con ella expirar.
Mala elección. Muy mala elección.
Paraguayos: ¡república o muerte! Nuestro brío nos dio libertad.
Sí, ya, ya te oí. ¿Me das una mano, República Dominicana?
Salve el pueblo que, intrépido y fuerte, a la guerra a morir se lanzó,
cuando en bélico reto de muerte sus cadenas de esclavo rompió.
A mí también me gusta la libertad, aunque el ánimo con que lo dices suena un tanto inquietante...
Compatriotas, mostremos erguida nuestra frente, orgullosos de hoy más,
que Quisqueya será destruida, pero sierva de nuevo jamás.
Voy a dejarte bien quietecita, República Dominicana, no sea que te exaltes más de la cuenta. A ver, Perú, ¿se te ocurre algo mejor?
Nuestros brazos, hasta hoy desarmados, estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Iberia sentirán de su estruendo el terror.
Horrendo. Así no se puede. ¿Es que todos somos así? ¿Incluso Uruguay? Son muy buenas personas en Uruguay; seguramente no andarán...
¡Orientales, la patria o la tumba! ¡Libertad o con gloria morir!
Ay, no. ¿Tú también?
Al estruendo que en torno resuena, de Atahualpa la tumba se abrió,
y batiendo sañudo las palmas su esqueleto venganza gritó.
¿De verdad necesitas ponerte tan macabro, Uruguay?
Y hallarán los que fieros insulten la grandeza del pueblo oriental,
si enemigos, la lanza de Marte; si tiranos, de Bruto el puñal.
¡AAAAAHHHHH!

Ven y arregla este desastre, Ecuador.
Dios miró y aceptó el holocausto, y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que atónito el mundo vio en tu torno a millares surgir.
¿Por qué, por qué, por qué?
Venga el hierro y el plomo fulmíneo, que a la idea de guerra y venganza
se despierta la heroica pujanza que hizo al fiero español sucumbir.
¡Eso ya lo sé! ¡El imperio español fue horrible! ¡Pero se acabó hace muchísimo tiempo! ¿Qué te pasa, Ecuador?
Y si nuevas cadenas prepara la injusticia de bárbara suerte,
Gran Pichincha, prevén tú la muerte de la patria y sus hijos al fin.
Ya nadie cree que el imperio español vaya a reaparecer, y me preocupa que tengas planes para semejante contingencia.
Hunde al punto en tus hondas entrañas cuanto existe en tu tierra: El tirano
huelle solo cenizas y en vano busque rastro de ser junto a ti.
Eso no se hace, Ecuador. ¿Sabías que las tácticas de tierra arrasada son un crimen de guerra bajo el Protocolo I de Ginebra? Eso lo han de saber hasta en Cuba...
Al combate corred, bayameses, que la patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa, que morir por la patria es vivir.
Contigo hablo más tarde, que tienes muchas materias pendientes. Mejor vámonos a Costa Rica. Si alguien va servir como ejemplo de pacifismo para el mundo, tiene que ser Costa Rica.
Noble patria: tu hermosa bandera expresión de tu vida nos da.
Bajo el límpido azul de tu cielo, blanca y pura descansa la paz.
Muy bien, muy bien. No era tan difícil, ¿verdad?
Cuando alguno pretenda tu gloria manchar,
verás a tu pueblo, valiente y viril,
la tosca herramienta en arma trocar.
¡Costa Rica! ¿Esa eres tú? De verdad que me extraña de ti. Mira que Puerto Rico sí lo supo hacer:
La tierra de Borinquen, donde he nacido yo,
es un jardín florido de mágico primor.
Un cielo siempre nitido le sirve de dosel
y dan arrullos plácidas las olas a sus pies.
¡Por fin! Eso suena mucho más esperanzador. ¿Qué dices, Panamá?
En tu suelo cubierto de flores, a los besos del tibio terral,
terminaron guerreros fragores; solo reina el amor fraternal.
¿Te nos unes, Nicaragua?
Salve a ti, Nicaragua. En tu suelo ya no ruge la voz del cañón,
ni se tiñe con sangre de hermanos tu glorioso pendón bicolor.
Brille hermosa la paz en tu cielo, nada empañe tu gloria inmortal,
que el trabajo es tu digno laurel y el honor es tu enseña triunfal.
Muchas gracias a ustedes tres. Así es como se hace.

Comentarios

  1. Aunque muchas de esas letras belicas hablan más de enfrentar tiranías, opresión, servidumbre o invasión que de hacer la guerra propiamente o atacar al foraneo por ser tal, como además se ve en el himno de Venezuela (letra_creo yo_acorde con lo que están viviendo nuestros hermanos los venecos, sin pretender ofender a nadie)

    Además mejor tomar los himnos asi como las odas o poesías épicas de los antiguos griegos que contaban historias (o una forma de plasmar la historia de un territorio), o como descripciones de las tierras.

    Sugerencias de himnos "tranquilos": Argentina, Perú, Brasil

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    Respuestas
    1. Rectifico lo de los países mencionados, aunque el himno de Brasil no suena tan belicoso

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  2. Ah, y si quieres escuchar himnos bien lindos, sugiero los himnos departamentales (y no por chovinismo, igual hay otros himnos bnitos como el de India, Japón, Corea del sur, Estonia, etc).

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