A mediados de abril, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció que la sostenibilidad del sistema de seguridad social requería un aumento en las contribuciones de los trabajadores y la creación de un impuesto a las pensiones. De inmediato los nicaragüenses se manifestaron contra la propuesta, y aunque el gobierno la retiró, las protestas han escalado en intensidad a un grado tal que el mandato de Ortega podría acabar este mismo año. El descontento no es nuevo: el sistema de pensiones ha sido motivo de protestas masivas desde 2013 . Pero el intento de reforma fiscal de 2018 fue el detonante final para una población que está harta del gobierno perpetuo de Ortega. Llama la atención que un presidente que alguna vez se llamó socialista haya propuesto un paquete de reformas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional , que la izquierda latinoamericana ha tomado tradicionalmente como chivo expiatorio para todos nuestros males. La verdad es que Ortega está más preocupado por s...
Imaginando la Colombia del futuro y tratando de construirla hoy.