En medio de la innecesaria tormenta que ha surgido porque por fin se está exigiendo a los colegios que traten a todos sus estudiantes con un mínimo de respeto, la Arquidiócesis de Cartagena ha emitido un comunicado en el que acusa al Ministerio de Educación de querer destruir la familia colombiana.
La afirmación es exagerada y engañosa. Se basa en la suposición de que existe una sola forma de familia en este país (en lugar de tías que crían sobrinos, hermanos que crían hermanos, abuelos que crían nietos, primos que crían primos, padrinos que crían ahijados, madres solteras que pueden asociarse para aliviar cargas, solteros que adoptan, etcétera). La Iglesia Católica vive en un mundo de fantasía donde únicamente las parejas de hombre y mujer debidamente casadas se dedican a criar hijos. La realidad es mucho más variada.
Si no existe un modelo fijo de familia, no hay nada que destruir. Y en primer lugar el Ministerio de Educación no está tratando de destruir nada: de lo que se trata es de enfrentar el odio en su raíz, en la escuela, de donde todavía surgen prácticas sociales discriminadoras que desembocan en suicidios.
Con el pretexto de proteger a los niños, los conservadores pretenden mantener la fantasía de que las minorías sexuales son una anomalía, en lugar del hecho real de que son parte de la humanidad y no pueden borrarse con dejar de hablar de ellas.
Hay evidencia de sobra a favor de la capacidad de las parejas gays para criar buenos hijos. Al eliminar esa oportunidad, son los conservadores quienes les están haciendo daño a las familias colombianas.
La afirmación es exagerada y engañosa. Se basa en la suposición de que existe una sola forma de familia en este país (en lugar de tías que crían sobrinos, hermanos que crían hermanos, abuelos que crían nietos, primos que crían primos, padrinos que crían ahijados, madres solteras que pueden asociarse para aliviar cargas, solteros que adoptan, etcétera). La Iglesia Católica vive en un mundo de fantasía donde únicamente las parejas de hombre y mujer debidamente casadas se dedican a criar hijos. La realidad es mucho más variada.
Si no existe un modelo fijo de familia, no hay nada que destruir. Y en primer lugar el Ministerio de Educación no está tratando de destruir nada: de lo que se trata es de enfrentar el odio en su raíz, en la escuela, de donde todavía surgen prácticas sociales discriminadoras que desembocan en suicidios.
Con el pretexto de proteger a los niños, los conservadores pretenden mantener la fantasía de que las minorías sexuales son una anomalía, en lugar del hecho real de que son parte de la humanidad y no pueden borrarse con dejar de hablar de ellas.
Hay evidencia de sobra a favor de la capacidad de las parejas gays para criar buenos hijos. Al eliminar esa oportunidad, son los conservadores quienes les están haciendo daño a las familias colombianas.
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