Jorge Hané se dedicó durante años a sacarle dinero a la dismorfofobia de nuestra época vendiendo la promesa del cuerpo perfecto.
¿Qué contenían sus productos?
- Hiedra común, que en la vida real solo sirve como expectorante.
- Centella asiática, que es popular en recetas ayurvédicas pero no en la medicina de verdad.
- Cafeína, que sí parece elevar el metabolismo basal (ver aquí, aquí y aquí), pero el texto promocional alega abiertamente que "actúa eliminando la grasa localizada". Una visita rápida a la página del Invima confirma que en Colombia el único uso aprobado para la cafeína en medicamentos es como aditivo en analgésicos y antifebriles.
Quedan miles más, pero siquiera es un charlatán menos.
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